
Vista general de El Campón de Olivar (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
Localización
Olivar, parroquia de Seloriu, Villaviciosa
Referencias y Catalogación
Reconocido en 1969 por José Manuel González y Fernández Valles y añadido a su catálogo de castros de 1976. Incluido en la Carta Arqueológica del concejo de Villaviciosa de 1989 elaborada por Alberto Martínez Villa, Carmen Cabo Pérez, Ángel Villa Valdés y Otilia Requejo Pagés. El lugar fue excavado en 1996 ofreciendo una secuencia ocupacional enmarcable en la Primera Edad del Hierro (Camino 1997, 26).
Régimen de Protección Legal
Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) el 23 de diciembre de 2013 y el catálogo urbanístico del concejo.
Descripción
Yacimiento se encuentra en la parte alta de una pequeña loma de unos 92 metros de altitud desde la que se tiene un amplio dominio visual de la zona inmediata de Rodiles, Selorio y gran parte de la ría.
1989: Martínez Villa J. M. et alli
El recinto es descrito como de forma ovalada y tendencia ovoide, alcanzando una longitud de 105 metros en su eje norte y 80 metros en el eje este oeste y muestra una superficie irregular en la que aflora la roca madre. El sistema defensivo estaba compuesto por un foso que rodeaba el recinto y del cual se conservan solamente dos segmentos largos en el frente NW y W. Tendría una longitud de unos 120 metros, alcanzando en el sector SE 20 metros el ancho, aunque su media sería de entre 5 y 7 metros, dependiendo de las zonas. Se encuentra bastante colmatado y presenta un aspecto de aterrazamiento con una profundidad en el momento de su reconocimiento de apenas medio metro.

El Campón de Olivar a vista de pájaro (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
El siguiente elemento defensivo es un parapeto que se alinea en la parte exterior del foso, con unas dimensiones, en algunas zonas, de 1 a 2 metros de ancho y 0.50 metros de altura. Estaba formado por un relleno de cantos calizos y tierra posiblemente obtenida del foso. El último elemento defensivo es un talud de hasta 5 metros de altura que culmina en los restos de una muralla de la que en el momento del reconocimiento se conservaban dos tramos en el sector oriental y en el sector central. El mejor preservado es el occidental, con una altura de 1 metro, 50 metros de largo y un ancho de 10 metros, posiblemente aumentado debido a su derrumbe. Estaba realizada con cantos de caliza de pequeño y mediano tamaño, dispersándose sus restos por parte por el terraplén. (Martínez et alli, 1989:ficha 66)

Terraplén y foso del sector occidental del Campón de Olivar (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
1999: Camino Mayor, J.
El recinto delimitado por un potente talud que rodea una meseta de planta ovalada, insinuandose a su pie, en el frente occidental del conjunto, la existencia de un foso. En el espacio intramuros una ancha terraza rodea el centro del recinto, estando en el lado occidental, a su vez, bordeada por un lomo de piedras. En el lado occidental del castro, durante las excavaciones que se llevaron a cabo en el mismo, se abrío una sección radial de 35 metros que abarcó la terraza del recinto, el dorso de piedras sobre el talud, el propio talud y el hipotético foso externo.

Frente occidental del Campon de Olivar, foso y terraplén (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
En la parte interna de la terraza no se documentaron restos arqueológicos, entando conformada por “una capa arcillosa muy plástica” de superficie ondulada. Su parte externa, compuesta por un frente de piedras se reconocieron restos de habitación, anexos a un “manto de piedras calcáreas de regular tamaño en caótico derrumbe” bajo las cuales se halló un “nivel ceniciento con abundantes restos de malacofauna y un lecho cóncavo de tierra anaranjada.” En este sector se descubrió “una cubeta inferior a un metro de superficie, rubefactada y recubierta por madera carbonizada” que se interpretó como un hogar. Todos estos elementos parecen sugerir “la existencia de una cabaña, de las consabidas de material perecedero, que se emplazaría casi pegada a la muralla.”

Foso y terraplén del frente meridional (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
A continuación, el lienzo interno de la muralla, seguido de “casi cinco metros de un amasijo de bloques” de relleno y el lienzo externo, de similares caracteristicas al anterior. Se trataba de una muralla muy tosca, sin canteado de los mampuestos, no descartándose la existencia de una empalizada o encofrado de madera en su interior. El siguiente elemento defensivo es un talud, también de morfología muy arcaica, compuesto por “una capa de arcilla masiva de más de dos metros de grosor con varios pisos alternos de bloques pétreos que actúan de compactación.”
La vaguada a su pie “reveló la existencia de un foso de sección trapecial y pequeñas dimensiones -15 metros de profundidad respecto a la pared exterior y 2 metros de anchura en la base.” Su pared exterior se talló en el rebaje de la roca, mientras que la interior se conformó gracias a los materiales del talud. (Camino, 1999:154-156)
2014: Fanjul Peraza, A.
Poblado de medianas dimensiones y forma ovalada, con unas dimensiones de unos 60 x 70 metros. Su elemento defensivo principal es “la propia altura del promontorio donde se ubicaba el poblado, con hasta 7 metros sobre su base, a la que se unen 2 fosos de pequeñas dimensiones, que tan solo están separados en la vertiente de acceso al poblado, la oeste, formando un contrafoso intermedio, ya que a partir de esta vertiente se unen en un solo anillo defensivo.” El frente oriental dicho foso “se ensancha formando una vaguada de unos 40 metros de longitud, que parece excavada parcialmente en la base rocosa de la colina.“

Foso meridional visto desde el recinto de El Campón (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
En la plana cima de la colina se refiere la existencia de “numerosos conjuntos de derrumbes, sobre todo en las cabeceras Este y Oeste del castro, y que debieron ser en su día algún tipo de bastiones o muralla.” (Fanjul, 2014:142)
Periodización
En enclave fue excavado en 1996, proporcionando una ocupación en la Primera Edad del Hierro, con un posible origen fundacional en el Bronce Final.
Primera Edad del Hierro, VIII-VI a.C
Se recuperaron “tres centenares de fragmentos cerámicos corresponden a pastas de variada tonalidad-desde anaranjada hasta negruzca, generalmente con abundantes desgrasantes blanquecinos-calciticos, aunque otras veces su ausencia coincide con una textura porosa. Las bocas algo abiertas, las panzas de tendencia globular y las bases planas revelan la sencillez de los tipos manufacturados.”

Frente occidental del Campon de Olivar, foso y terraplén (Imagen: Eduardo Pérez-Fernández © 2019)
Tampoco se documentaron muchos restos metálicos, apenas, “algunas piezas de bronce, entre las que destaca un par de anillitas ensambladas”, así como varias láminas férricas en el relleno de la muralla y escorias que confirmaron algún tipo de trabajo de fundición. Por último, también se documentaron semillas de un tipo de trigo, restos faunisticos de animales domésticos y desechos de marisqueo. (Camino, 1999:154-156)
Durante la intervención arqueológica se extrajeron varias muestras de carbón vegetal que ofrecieron dos fechas: la UIC-7035, perteneciente a una ocupación interior, 2461+/-31 BP, cal BC 758-418 y la UIC-6954, tomada del relleno de la muralla, 2508+/-40 BP. cal BC 777-530. Estas dataciones enmarcan el yacimiento en una fase inicial o primera Edad del Hierro que se desarrolló entre los siglos VIII-VI a.C.
Estado de Conservación
Los fosos han sido cortados por el trazado de un camino de acceso a la parte alta del promontorio e igualmente se han visto afectados la muralla y los parapetos por la construcción de deslindes en las laderas y por el aprovechamiento agropecuario de la finca. (Martínez et alli, 1990:ficha 66)

Modelo Digital de Terreno a partir de datos LIDAR (PNOA 2012) e imagen 1973-1986 Interministerial (Diseño: Eduardo Pérez-Fernández © 2021)
Leyendas y tradiciones
Se desconocen
Bibliografía
CAMINO MAYOR, J. (1999): «Excavaciones arquelógicas en castros de la ría de Villaviciosa. Precisiones cronológicas», en Excavaciones Arqueológicas en Asturias 4, 1995-98. Oviedo, 151-161.
CAMINO MAYOR, J. (2002): «Algunos comentarios sobre las pautas territoriales y sociales de los castros del oriente de Asturias», en M. A. de Blas y A. Villa (Ed.): Los poblados fortificados del noroeste de la Península Ibérica: formación y desarrollo de la Cultura Castreña. Homenaje al profesor José Manuel González y Fernández-Valles. Coloquios de Arqueología en la Cuenca del Navia. Navia, 139-157.
CAMINO MAYOR, J. (2003): «Los castros de la ría de Villaviciosa: contribución a la interpretación de la Edad del Hierro en Asturias», en Trabajos de Prehistoria 60, nº 1. Madrid, 159-171.
FANJUL PERAZA, A.(2004) Los Castros de Asturias, una revisión territorial y funcional. Ayuntamiento de Teberga.
FANJUL PERAZA, A.(2014) Los Astures y el Poblamiento Castreño en Asturias. Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de Madrid.
GONZÁLEZ Y FERNÁNDEZ-VALLES, J. M. (1976), Miscelánea Histórica Asturiana. Oviedo.