Localización
Castello, parroquia de Vorducedo, Ayande
Imágenes
Denominación
El Pico Castello (González Fernández, 1976:106; Camino Mayor y Viniegra Pacheco, 1990: ficha 3 ), El Pico Castelo (Maya González, 1988:50), El Pico Castiello (Fanjul Peraza, 2004:183-2014:279 y IPCA:2013), Castello (Menéndez Blanco, 2019:113)
Historiografía
Identificado el 25 de julio de 1956 por José Manuel González y Fernández Valle, siendo añadido a su catálogo de castros de 1966. Incluido en la Carta Arqueológica del concejo de Ayande elaborada en 1990 por Jorge Camino Mayor y Yolanda Viniegra Pacheco.
Régimen de Protección Legal
Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre del 2013 y en el Catálogo Urbanístico del concejo de Ayande.
Descripción Arqueológica
Se localiza en una pequeña loma a 836 m.s.n.m. en la parte alta de un contrafuerte derivado del Cordal de Verducedo hacia el N, a modo de resalte sobre el un collado que lo une a la sierra por el S. Dos torrenteras discurren por los lados E y W y un arroyo por el septentrional, aislando la colina del entorno inmediato.
- Camino Mayor, J. y Viniegra Pacheco, Y. 1990: Ficha 3
Recinto de planta oval con tendencia rectangular y ángulos curvos que presenta una superficie llana con ligero abombamiento en las vertientes SE y W. Sus dimensiones son de unos 75 metros por unos 65 metros el menor.
El aparato defensivo se compone de una serie de taludes concéntricos que debieron extenderse por toda la colina, conservándose solamente en los frentes E y SE ya que el resto de laderas se han visto afectadas por diversas explanaciones y la construcción de dos casas de aldea. La secuencia defensiva desde el exterior es la siguiente: un talud de 3’50 metros de altura, una explanada de 10 metros de anchura, otro talud de 2’50 metros de altura donde se reconocieron derrumbes de bloques de pizarra, otra plataforma de 6 metros de ancho y un último talud de 5 metros de altura que culmina en el recinto a modo de parapeto, elevandose sobre el espacio intramuros un metro. En este último sector se abre un gran socavón con una trinchera lateral que se ha interpretado como las huellas de las rebuscas de tesoros o sacas de piedra.
- González y Fernández-Valles, 1978:217
Según este autor «es una loma redondeada, en forma de casquete un poco oblongo, formada en el borde septentrional del cordal de Berducedo, a unos 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, que resalta a modo de contrafuerte sobre la vertiente izquierda del río de Rozadas, tributario del Navia, que corre por el fondo.»
El aparato defensivo del enclave, «aunque bastante deformado en ciertas partes a causa de su reducción a tierra de labor, constaba, y en parte consta, de los siguientes elementos: un escarpe como de 4 metros de altura que rodea la loma, de forma ligeramente ovalada, de unos 550 metros de perímetro; una muralla de piedra sobre el escarpe; una corona de anchura variable entre 10 y 30 metros, según los sitios; un segundo escarpe, de altura menor que el exterior; una segunda muralla; y un recinto o espacio interior, también ligeramente ovalado. En el extremo Sudeste del recinto interior, la muralla se ensancha formando un gran acervo de piedra perteneciente a un refuerzo. La parte correspondiente del escarpe exterior, en el punto de acceso al castro, se halla desfigurada por la presencia de una casería allí construida. La cantidad de piedra acumulada en ciertos puntos del castro, sobre todo frente al lugar de más fácil acceso, es ingente.»
- Menéndez Blanco, A. 2019:87-92
Recinto de difícil definición debido a las diversas alteraciones que ha sufrido la colina, sobre todo en SE donde se levanta la casa de Castello. Los únicos elementos defensivos citados son tres taludes paralelos que superan los dos metros de altura y cierran el recinto por sus lados E y SE, dando lugar a dos plataformas de hasta 10 metros de anchura. Algunas estructuras agrarias más recientes han sido interpretadas como elementos defensivos, como la corona que rodea el recinto, que se trataría de aterrazamientos para contener las tierras. También se reconoce un gran pozo de saqueo en el extremo SE, que pudo ser el resultado de una cantera o un pozo de buscadores de tesoros. Los derrumbes en esta zona es posible que indiquen los vestigios de una muralla sobre el talud superior. Diversas imágenes aéreas muestran dos concentraciones lineares de humedad que podrían indicar más estructuras negativas como fosos que, en paralelo, cerrarían la vertiente SW y enlazarían con los taludes del SE y E.
- Maya González, 1988:50
Su aparato defensivo se compone de «un escarpe perimetral seguido por una muralla, tras la cual hay un pasillo anular o corona, detrás de la que se observa un segundo escarpe y muralla, especialmente potente en el sudeste. Finalmente se encuentra la parte superior, algo apuntada.»
- Fanjul Peraza, A. 2004:178-179; 2014:272
Castro en corona de medianas dimensiones y planta circular, con dos vertientes protegidas por la propia pendiente de la ladera, la SE y N, y las restantes por «dos aterrazamientos amurallados, que forman sendos espacios llanos de hábitat.
Periodización
El hallazgo más importante de yacimiento arqueológico es una arracada aúrea que fue hallada alrededor de los años 1932 o 1934 por gente de la zona hacia la parte inferior del acceso al castro y fue comprada por Joaquín Manzanares a su posesor, Justo Castrillón (González y Fernández-Valles y Manzanares Rodríguez, 1959:118; Menéndez Blanco, 2019:90).
Los vecinos que la encontraron también refirieron la aparición de «fragmentos de cacharros» y una pieza de piedra redondeada que pudiera ser una catillus (González y Fernández-Valles y Manzanares Rodríguez, 1959:118) así como un fragmento de tegulae o teja plana con pestaña(Maya González, 1988:50, 235).
Aunque no ha sido excavado, los materiales hallados, como la arracada, parecen referirse al momento prerromano, mientras que la existencia de tegula indica una pervivencia romana, que podría tener relación con la ubicación del enclave en un área de intensa explotación aurífera en época altoimperial.
Estado de conservación
Es descrito como malo debido a la «destrucción de gran parte de las defensas por la roturación de las fincas y establecimiento de dos caseríos», además de haber sufrido varios saqueos y la erosión en ladera (Camino Mayor y Viniegra Pacheco, 1990: ficha 3).
Leyendas y tradiciones
Los vecinos que excavaron en Castello en 1932 o 1934 fueron orientados por una tradición oral que decía que «En el Castello de frente la Mesa, hay un tesoro. Cavarás en la parte de abajo, de la Baragaña, a la Palomera» (González y Fernández-Valles y Manzanares Rodríguez, 1959:118).
Bibliografía
CAMINO MAYOR, J. y VINIEGRA PACHECO, Y. (1990): Carta Arqueológica de Allande. Consejería de Cultura del Principado de Asturias. No publicada.
FANJUL PERAZA, A.(2004): Los castros de Asturias. Una revisión territorial y funcional. Teverga, Ayuntamiento de Teverga.
FANJUL PERAZA, A.(2014) Los Astures y el Poblamiento Castreño en Asturias. Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de Madrid.
GARCÍA LINARES, A. (1982b): «Una lápida a los lares viales en Comba (Allande)», Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos. 107.
GONZÁLEZ Y FERNÁNDEZ-VALLES, J. M. y MANZANARES RODRÍGUEZ, J. (1959), «Arracada de oro procedente de un castro de Berducedo (Asturias)» Archivo Español de Arqueología, XXXII:115-120
GONZÁLEZ Y FERNÁNDEZ-VALLES, J. M. (1976), Miscelánea Histórica Asturiana. Oviedo.
GONZÁLEZ Y FERNÁNDEZ-VALLES, J. M. (1978), Asturias protohistórica, Historia de Asturias, 2, Ed. Ayalga, Salinas.
MAYA GONZÁLEZ, J. L. (1988): La cultura material de los castros asturianos. Barcelona. Universitat Autonoma de Barcelona.
MENÉNDEZ BLANCO, A. (2019), Estudios diacrónicos del paisaje y del poblamiento en el noroeste ibérico: el territorio de Ayande (siglos I-XIII). Tesis Doctoral. Universidad de Oviedo.